lunes, 21 de noviembre de 2011

Todo el poder en su mano... derecha

Se acabó el bipartidismo. Es la hora del monopartidismo. Los resultados electorales de este 20 de noviembre, unidos a los de los comicios autonómicos y municipales de mayo, dejan un país controlado casi íntegramente por el Partido Popular.
El Partido Popular apenas obtuvo ayer medio millón de votos más que en las últimas Generales, cuando perdió en 2008. De hecho, Mariano Rajoy no ha conseguido superar los votos de Zapatero ni en ese 2008, ni tampoco los de 2004. No le ha hecho falta. Aún con los datos anteriores, el PP ha obtenido su mejor resultado histórico tanto en número de votos como en número de escaños.
Si a Rajoy, sin aparecer demasiado, Aznar le hizo perder las Elecciones de 2004, ayer, sin tampoco haber hecho demasiado, le iba a suceder lo contrario: Zapatero se las hizo ganar. A Mariano se la dieron rasita y al pie. Sólo tenía que empujar el balón a gol y con la puerta vacía.
Se puede hablar de gran victoria del PP si se desea. Pero sería más correcto hablar de debacle del PSOE, a quien se les han ido cuatro millones de votos. El peor resultado electoral socialista de la democracia en cuanto a representación y el peor en número de votos desde 1979 (otros tiempos, otros partidos y otro número de electores).
Resultados de las Elecciones. Gráficos: El País
Los deshechos socialistas han sido recogidos, en parte, por Izquierda Unida, quien ha recibido una buena dosis del voto de izquierdas desencantado con el gobierno. De 2 diputados pasa a tener 11: los mejores resultados de la coalición desde que Julio Anguita dejó la coordinación general, aunque aún por debajo de él. IU, hasta ahora el más perjudicado por los entresijos de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, tendría un total de 25 diputados con un sistema de auténtico reparto proporcional. Pero este año, el grupo que ostenta el desgraciado honor de ser el partido que más votos de media necesita para obtener un escaño es UPyD: tiene 5 y le tocarían 17. Aunque quizá tenga más motivos para la queja EQUO. Sus votos, en un reparto proporcional, le darían tres escaños. A pesar de ello, no tendrá representación más allá de la de su coalición valenciana Compromís, con un escaño (dos, con el sistema proporcional). Algo semejante ocurre con el Partido Antitaurino y Contra el Maltrato Animal que, a pesar de superar en votos a varias formaciones con representación, se queda sin trozo de tarta. Y, así, hasta otros cuatro partidos más que se quedan sin escaño por la ley electoral, como el PRC de Miguel Ángel Revilla en mi tierra. Pero, a pesar de todo, es el Parlamento con más partidos diferentes en toda la historia (uno más que en la transición).
Parlamento con reparto proporcional. Gráfico: LaInformacion
Y si nos fijamos en eso, en las diferentes tierras y sus diversidades, vemos como en Cataluña avanza CiU de manera notable. Para los catalanes han pesado más las malas políticas socialistas en España que los recortes nacionalistas en su tierra. El PSOE, por vez primera en unas Generales, no gana en Cataluña.
Y en Euskadi, PNV y Amaiur ganan con relativa solvencia. Pero, aunque con semejante número de votos, la nueva formación abertzale obtendrá dos escaños más (que tampoco le corresponderían con un sistema proporcional). Claro, que aquí la cosa tiene más miga. Porque 7 escaños se los llevan 'los malos', 'los terroristas' y 'la ETA'. Y eso hay a quien le escuece, por mucha paz que haya. Y es que la izquierda abertzale supone para algunos más problema participando del juego democrático en paz que estando fuera de él y en conflicto.
Ante muchas de las concentraciones del colectivo 15-M, la derecha política y mediática sacaba a relucir el número de sus votantes como algo más legítimo y democrático; cuando el PP ganó las pasadas elecciones autonómicas, la gente en la calle Génova gritaba: -"¡Esto es democracia y no la de Sol!". Y sí, puede ser cierto. Pero desde esa perspectiva es tan cierto que Mariano Rajoy ha ganado las Elecciones Generales porque ha sido el más votado, como que Amaiur ha sido respaldada por un gran segmento poblacional vasco. La legitimidad de los votos y el sistema no puede ser válida sólo cuando me interesa a mí.
El PP ha logrado el 44% de los votos válidos pero controlará el 53% del Parlamento con una holgada mayoría absoluta. Cuando el nuevo Gobierno tome posesión, tendrá todo el poder en su mano... derecha. Entonces, probablemente escuchemos aquello de que "no sabíamos que esto estaba tan mal" y comenzará la undécima legislatura de la democracia.

martes, 8 de noviembre de 2011

Cara a cara que da la espalda

El único cara a cara que se celebrará antes de las Elecciones Generales del 20 de noviembre no aportó nada novedoso a la audiencia pero sí dio la espalda a varios temas actuales y escabrosos de los que los contendientes prefirieron huir.
Comenzando por el final, los primeros sondeos dan como ganador a Mariano Rajoy. Y lo será de las elecciones pero, en lo que al debate se refiere, he de discrepar. Partiendo de la base de que es complicado de establecer quién gana un debate, Rajoy dio la sensación de llevar un discurso semi aprendido de memoria. Y digo semi porque la mitad lo llevaba aprendido y la otra mitad la tuvo que leer. En cambio, Rubalcaba se mostró más seguro y convencido de su discurso. Las losas del candidato socialista fueron las encuestas, que le hicieron actuar más como aspirante que como gobernante. El problema del de Solares no fue la actuación que él hizo, ni tampoco la que hizo Rajoy. Su problema fue la actuación que Zapatero había hecho en la legislatura. Y de ella y de los abrumadores y devastadores datos del paro se valió Rajoy, quien supedito absolutamente todas sus políticas al empleo y el trabajo.
Rubalcaba y Rajoy se saludan al inicio ante Campo Vidal. Foto: La Vanguardia.
Rubalcaba eludió contestar a Rajoy la razón por la que España es el tercer país con más diferencia entre ricos y pobres de la Unión y el popular evitó contestar al socialista sobre los entresijos del programa electoral del PP y las actuaciones concretas que llevarán a cabo.
Aún así, en la mesa faltó algo. En torno a ella, quizá se echaron en falta a más fuerzas políticas. El bipartidismo que se eligió para el debate es el que acaban por elegir los ciudadanos, con el consiguiente fortalecimiento de este modelo de dos, el mayor reparto de los presupuestos del Estado o el de los minutos de cobertura en la radiotelevisión pública. Y también, sobre esa mesa, faltaron temas. Desde hace casi ocho meses lleva el Movimiento 15-M ocupando plazas y portadas de medios. En el cara a cara, ninguna mención. A los grandes partidos no les interesan sus propuestas ni sus quejas. Tampoco se entiende cómo llevamos una legislatura en la que ETA ha sido un arma arrojadiza permanente y que en el debate apenas hubiese una mención (en buenos términos, por cierto). Lo mismo pasa con la corrupción, que ha debido desaparecer de golpe porque nadie dijo nada. Y en cuanto a la política exterior, apenas otra referencia y ya. Vamos, que estaba igual de pactado que el debate iba a ser en la Academia de la Televisión y lo iba a moderar Manuel Campo Vidal que los temas que no se debían tocar.
Quizá un modelo más abierto a otros partidos o a intervenciones periodísticas podría evitar estos problemas.
El cara a cara dio la espalda a importantes temas e ideales políticos. Ganase Alfredo o ganase Mariano, quien perdió fue la ciudadanía crítica.