martes, 17 de abril de 2012

Repsol y la guerra del islote

En España nos peleamos mucho entre nosotros pero no mucho con otros países. En la última década, sí hemos tenido algún odio tonto hacia alguno, como cuando no queríamos saber nada de Corea del Sur, tras apearnos del Mundial de 2002, o recientemente con Francia a cuenta de sus guiñoles. Pero esos odios no van a ninguna parte, no son serios. Estamos sedientos de más conflictos políticos. Hace justo diez años se recuerda el que tuvimos con Marruecos, cuando osaron penetrar en el islote de Perejil, un pedrusco de soberanía compartida y sobre el que nadie había reparado hasta entonces. Cuando nuestras tropas consiguieron echar a los invasores, unos marines marroquíes y antes un pastor secundado por su ganado ovino, y reconquistaron el islote e hicieron ondear nuestra bandera en Perejil, yo pensé que era el inicio de la reconquista del imperio. Y en esas estamos ahora, amagando con declarar la guerra a Argentina, de momento, sólo con amenazas. Y nuestros compatriotas en Twitter, el nuevo medidor de las preocupaciones sociales, ya habla de conflicto bélico entre ambos Estados.
Fernandez anunciando la expropiación. Fuente: lainformacion.com
El Gobierno argentino, presidido por Cristina Fernández, va a expropiar el 51% de la compañía YPF, filial de la española Repsol. Bueno, con Repsol pasa lo mismo que con el islote de Perejil: no se sabe muy bien a qué país pertenece. Porque si bien Repsol hubo un tiempo en el que nos pertenecía, porque era pública, ahora ni la mitad de su capital está en manos españolas y ni siquiera reporta al país todo lo que debería, ya que es la segunda empresa española con más filiales en paraísos fiscales, sólo superada por el Grupo Santander. Repsol no es muy patriota al preferir ubicar trece empresas en paraísos fiscales y no dejar sus impuestos en España, si bien, parece que los españoles de bien, sí debemos serlo y apoyar a la multinacional, pese a que la empresa expropiada, YPF, sólo tenga un 8% de capital español.
El Partido Popular que, tras acusar al anterior ejecutivo de tener una “pésima política exterior” cuando Argelia retiró a Gas Natural y Repsol un contrato, se ve que ha tomado buena nota al llegar al Gobierno y ya ha comenzado a utilizar su diplomacia. García-Margallo, nuestro ministro de exteriores a la espera de su reconversión a ministro de guerra, ha amenazado con medidas “claras y contundentes” contra Argentina y ha advertido, con un curioso paralelismo, que “se ha pegado un tiro en el pie.
El ejecutivo de Rajoy, quien sigue sin hablar ni de esto ni de nada, no está de acuerdo con Argentina porque las políticas del Gobierno de Fernández de nacionalizar una empresa y hacerla pública se oponen a las suyas. En España recortamos sanidad, educación y otros servicios públicos para favorecer los intereses privados y en Argentina, en vista de que YPF no invierte en buscar nuevos yacimientos dentro de un territorio energético con un mercado ya maduro, ha decidido recuperarla, porque antes ya fue suya, para tratar de obtener mayores beneficios para el país.
Desde España sostenemos que Argentina y Fernández de Kirchner vulneran leyes internacionales y, aunque es cierto que la expropiación ha sido sólo para la participación de Repsol y que la propia presidenta abogó en su día por la privatización, también lo es que cada país debería poder controlar y decidir sobre sus recursos naturales. Cuando tal tarea está en manos de una multinacional, los beneficios para ésta y para los ciudadanos de ese territorio no se dan, ni de lejos, en igualdad.
En España nos quitamos de encima empresas como Repsol, Endesa, Iberia o Telefónica. Igual sus beneficios nos vendrían bien ahora.
Como somos muy patriotas, no nos importaría ir a la guerra para defender a Repsol, pese a que sea una empresa que no representa en absoluto los intereses de la generalidad del país. Igual nos convendría dejar algo de este patriotismo para hacer frente, por ejemplo, a Alemania o a los mercados.
Para el bienestar de los españoles Repsol es igual que Perejil: un insignificante islote en medio de un inmenso mar.

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