Camps se va. De la presidencia de la Generalitat Valenciana y al juzgado. Tras 900 días desde que se inició el caso Gürtel, Francisco Camps ha decidido presentar su dimisión como máximo mandatario de una comunidad autónoma que, por vez primera en España, verá como juzgan a su presidente ante un juzgado popular.
Camps no ha dado explicación alguna porque “no hay nada”. Suena cuanto menos extraño cuando durante esta mañana se decía desde su propio partido que se declararía culpable. Para “inocentes”, según Camps, los cuatro imputados del PP en este caso. Aunque, paradójicamente, dos de los “inocentes” hayan aceptado ya el delito y su máxima pena.
Camps se va. Y fiel a su estilo, impidiendo que las televisiones retransmitan en directo su discurso final y sin admitir preguntas por parte de los periodistas.
Camps se va dejando a Valencia como la comunidad autónoma más endeudada, debiendo el 17’2% de su PIB, lo que supone 17.600 millones de euros. Pero lo que no se va del todo es la Gürtel. Las decenas de miles de euros para cambiar voluntades y favores por trajes son lo de menos. Gürtel no son un puñado de trajes, que también. Son 120 millones de euros que robó presuntamente de las arcas públicas la mayor trama de corrupción de la democracia de nuestro país.
Y aunque Camps se va, no lo hace del todo porque no ha renunciado a su escaño. Y tampoco lo harán, pase lo que pase, quienes le defendieron y pusieron “la mano en el fuego” por él (los Rajoy, Aguirre, González Pons, Carlos Fabra…). Su permisividad probablemente les salga gratis.
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