miércoles, 21 de marzo de 2012

Delincuentes de primera

Seis años de cárcel y un día acaba de ser condenado Jaume Matas por la Audiencia Provincial de Palma en la primera del puñado de causas que tiene por el caso Palma Arena.
¿Estará preocupado Matas? Seguramente algo sí pero no tanto como lo estaría cualquier ciudadano en su lugar. Él está seguro de que no irá a la cárcel y, si lo hace, ni será tratado como un preso corriente ni estará mucho tiempo allí. Matas es un delincuente de primera categoría, no por sus delitos, sino por el trato que le dispensarán.
Matas es el cuarto presidente autonómico de España condenado a prisión (pudo ser el quinto si la sentencia de Camps hubiera sido desfavorable). De los tres anteriores, ni José Marco ni Juan Hormaechea pasaron un día en prisión y Gabriel Urraburu lo hizo mucho menos de lo que debió a tenor de su sentencia. Matas puede estar tranquilo, ya sea porque lo digan finalmente los Tribunales, porque le acaben indultando o por lo que fuere, probablemente se libre, que para eso es un delincuente de primera.
Esto demuestra que, por mucho que el monarca se empeñe, no somos iguales ante la justicia ni siquiera después de que ésta nos haya condenado. Si para cualquiera que es condenado a más de cinco años, el Fiscal pide su ingreso en prisión provisional al juez, antes de que el caso llegue al Supremo, con Matas no ha sido así pese a ser condenado a un año más.
Jaume Matas no es la primera vez que regatea a la cárcel. Hace dos años se libró de manera sorprendente (o no) pagando la fianza jamás impuesta a un político (3 millones de euros). Para asumir el pago, logró la concesión de un crédito para el que el ex presidente balear puso como fianza su famoso palacete, tasado por Hacienda en unos 2’4 millones pero que, según él, sólo costó 950.000 euros. Es que Matas con los números hace cosas sorprendentes, igual que te multiplica el presupuesto de un velódromo, te regatea hasta la extremaunción el precio de un palacete hasta que le sale tirado. Contradicciones de la vida.
Esos 3 millones de euros se los prestó el intervenido Banco de Valencia, un filial de Bancaja, la caja cuyo máximo mandatario es el ex presidente popular de la Generalitat, Luis Olivas. Desde el principio, el valor del palacete no llegaba para cubrir ese dinero y jamás lo hará. Matas dejó de pagar el crédito y, pese a que el palacete ha ido a manos del banco, se subastará a un valor inferior de lo tasado y no se recuperará el dinero prestado. Ningún ciudadano corriente español recibiría jamás, ni por asomo, un trato así de un banco pero todo ciudadano español, indirectamente, ha pagado una parte de la fianza de Matas.
Quizá todo lo anterior a cualquiera le enerve pero él puede estar tranquilo, porque hasta para robar siempre ha habido clases y él es un delincuente de primera.

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