miércoles, 29 de febrero de 2012

España no gobierna el paraíso

Cuando el primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, tuvieron un encuentro en Downing Street, la cuestión sobre Gibraltar volvió a salir a colación. Según el gobierno británico, el futuro de la única colonia que queda en Europa tendrá que ser decidido por los ciudadanos del Peñón.
Territorio de Gibraltar. Fuente: Press Digital
Pese a que, en gran parte gracias a las insistencias españolas, en enero de 2011, Gibraltar variase su legislación fiscal y comenzase a grabar a las empresas extranjeras, éstas siguen obteniendo un trato beneficioso en comparación a la situación española e incluso a la británica, favoreciendo la entrada de empresas del exterior. Aunque su gobierno lo niega, Gibraltar sigue siendo considerado por muchos como un paraíso fiscal. Y es que en esa porción de terreno hay registradas más empresas que habitantes.
La existencia de los paraísos fiscales supone un problema para países como España. Sin embargo, pese a la opacidad en materia fiscal de estos Estados, sí se puede tratar de hacer algo. Si esta situación existe es porque los gobiernos de los principales países desean que exista a fin de favorecer a sus élites financieras y empresariales. No pelear porque esas fortunas paguen su tasa porcentual de impuestos, supone un problema recaudatorio que acaba asumiendo el resto de la población.
Pero no sólo se trata de perseguir la evasión fiscal, también se trata de perseguir el delito. Una buena manera de perseguir a mafiosos, traficantes o corruptos es siguiendo el rastro de su dinero. Pero ese rastro se pierde cuando esos fondos ilícitos aterrizan en un paraíso fiscal.
Existe una carencia de voluntad política para tratar de abordar un problema al que se le debería dar una respuesta coordinada. Obama, habló de una propuesta legislativa para luchar contra ello pero nunca ha visto la luz. De igual manera, desde Europa o desde España, se podrían tratar de grabar las operaciones con estos territorios, no aceptar la personalidad jurídica de las empresas registradas en ellos, no permitir a los bancos operar desde allí u obligarles a que proporcionen la misma información que nuestras entidades.
En Europa se llevan las manos a la cabeza porque los ricos de Grecia han desviado 200.000 millones de euros a Suiza (un 60% de su PIB, un 40% de su deuda pública) pero siguen sin hacer nada por frenar el problema. Es mucho más sencillo seguir recortando y ahogando a impuestos a toda la población.

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