martes, 24 de mayo de 2011

La fuerza del caos

Ni muchos defienden lo mismo, ni muchos coinciden en sus demandas. Pero, efectivamente, son muchos. Y sí que tienen algo en común: una voluntad de cambio. Un cambio que va más allá de sustituir un partido político por otro en el poder. Se piden cambios electorales, cambios en la forma de hacer política, cambios en la gestión de la situación económica actual, cambios... Las peticiones son diversas. Y ahí está el caos. Pero también ahí está lo bello. El Movimiento 15-M ha conseguido aunar a miles de personas en las diferentes ciudades de España que, en lugar de pelearse por ideologías, tratan de coexistir conjuntamente para reclamar algo que todos estiman como justo: una democracia real. Ahí radica gran parte de la fuerza de este movimiento y ése es uno de sus logros: piezas de puzzles diferentes han logrado juntarse para encajar y formar una imagen sólida.
Panorámica de la plaza del Sol. Foto: lainformacion.com
El otro gran acierto del movimiento ha sido su gran apuesta por la no violencia. Cuando en la plaza del Sol, donde el Movimiento 15-M cobra mayor fuerza, fueron desalojados por la Policía, lo fácil hubiera sido ver a algún exaltado cebarse con el mobiliario urbano o emprenderla contra las fuerzas del orden. En lugar de eso, se optó por una resistencia pacífica gandhiana que, si bien derivó en menos personas en la plaza aquella noche, legitimó la causa y causó nuevas adhesiones.
A pesar de que haya quien reniegue de esta postura, quizá sea de justicia dedicar alguna loa a unos jóvenes que, tras ser tildados de 'generación dormida', han tenido a bien despertar de manera súbita y enérgica para unirse y pedir por los derechos de una colectividad.
Hubo quienes quisieron ignorarles y finalmente no pudieron. Su pacifismo y amplitud ideológica les proporcionó una fuerza que aún les ayuda a seguir.

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