S
i estás leyendo este blog,
igual es mejor que te vayas. Lo primero, porque seguramente tendrás cosas
mejores que hacer. Y lo segundo, porque probablemente no sepas que estás
leyendo a un tipo peligroso. A un malhechor de esos que a veces infringe el
copyright, sí. Vamos, a un tipo malo. Pero malo, malo. Y no sé si eso te gusta.
Te lo prometo, soy una amenaza. Date una vuelta por el blog y verás que tengo
algunas fotos que he sacado de Google y algunos vídeos de YouTube. Y soy tan
cabrón que en algunos casos no he puesto ni la fuente de procedencia.
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Ingresos del cine por la venta en taquilla. Fuente: MPAA. |
Si, a pesar de lo apuntado,
decides seguir leyendo, te arriesgas, no sólo a encontrarte con otro mal post,
sino también a convertirte en un ser de semejante calaña.
Como han detenido al fundador de
Megaupload y lo han metido en la cárcel y eso ya es una cosa seria, voy a
reconducir esto readaptando el tono del mensaje.
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Schmitz, creador del servicio, ya detenido. Fuente: Cadena Ser |
Yo no sé de leyes, como de casi
nada, por lo que desconozco si ese sujeto está bien donde está. ¿Alojaba
contenidos con copyright en su web? Sí. ¿La había diseñado con ese fin? Sí.
¿Quiénes tenían una cuenta de pago lo hacían para piratear o descargar y no
para subir sus archivos o fotos del viernes por la noche? Parece más que obvio.
¿Pero había usuarios legales? Claro. ¿Y esos contenidos legales? Pues, de
momento, están secuestrados y deberían devolverse.
Y como estamos hablando de penas
de cárcel, yo tampoco sé hasta dónde y hasta quiénes hay que extender los
barrotes para que queden dentro. Páginas como Seriesyonkis o Peliculasyonkis no
albergan contenido ilícito pero sí enlaces directos a él con los que se nutren
de visitas y publicidad. ¿Cierre y a la cárcel? Las redes P2P no son lo mismo
pero me cuentan los que más mandan que también son malas y sirven para extender
material con derechos de autor. Creadores y usuarios, ¿a la cárcel? Y las
compañías que suministran internet cada vez ofrecen más megas, algo que, si no
fuera por las descargas de la gente, no sería necesario porque quien usa la red
para ver su correo, el periódico y entrar a mi blog no necesita mucha
velocidad. Vamos, que como Megaupload, ofrecen un servicio adaptado a un modelo
de navegación y obtienen rédito del contenido ilegal. ¿También a la cárcel? Y
los usuarios que ponen un enlace en su blog, cuenta de Facebook, Twitter…
¿también?
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Archivo subido a Megaupload. Fuente: clasesdeperiodismo.com |
Pues yo no tengo ni idea. Sólo
he visto que, con la ley vigente han cerrado Megaupload pero que no están
satisfechos y nos quieren dar una ración de SOPA mientras nos apuntan con la
PIPA. Eso más lo que tenemos aquí, en nuestra casa, con sobrenombre de exministra. Todo para acabar con la
piratería, dicen, pero a costa de someter al usuario a un control férreo y casi criminalizarlo. Y eso sí sé que no me
gusta. Porque se quiere llegar al extremo de que toda la ironía del primer
párrafo del post, pase a dejar de serlo para convertirse en una certeza.
En tiempo de elecciones, se dice
que el pueblo es soberano para elegir a sus representantes. En el mundo del
fútbol el público es soberano para decidir si aplaude o pita. Y, en el caso del
cine e internet, el usuario debería también serlo para respaldar el modelo que
le gusta y pitar el que le desagrada.
Si el tipo de Megaupload también
era muy malo, no es menos cierto que el lobby de las grandes compañías
cinematográficas está consiguiendo legislar a su antojo en lugar de adaptar un
obsoleto modelo de negocio que el internauta le está pidiendo cambiar. La gente
a quien le gusta el cine, a veces baja películas y muchas otras va a las salas.
Y la gente a quien le gusta el cine y las series pagaría por verlas a través de
Internet a un precio razonable y no abusivo. El ejemplo está en el propio
Megaupload, donde la gente pagaba religiosamente por este mismo servicio.
Aunque se puedan ir tapando
agujeros del colador, la industria puede intentar satisfacer al soberano y
renovarse o seguir viendo como se crean nuevos megauploads y morir.