jueves, 19 de enero de 2012

Chiste malo

La rutina matutina en la oficina de Portsmouth se quebraba ayer, también como hace rutinariamente, a las 12:30 y durante una hora para comer . Ya se sabe: aquí hay otros biorritmos. Y yo, para tampoco perder las costumbres, me disponía a echar una ojeada a la prensa española.
Cuando entré en la web de un periódico vi como noticia destacada la que decía que el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, acababa de advertir que el nuevo gobierno pretende que aquellos representantes políticos que gasten más de lo que tengan en el presupuesto se enfrenten a consecuencias penales.
El formato digital de aquel periódico me hacía evidenciar que no estaba ante un monólogo de El Club de la Comedia, si bien, tuve que llevar la barra de desplazamiento lateral hasta la parte superior de la web para ver la mancheta y cerciorarme de que, en efecto, estaba leyendo la página de un periódico generalista convencional y no una noticia en El Mundo Today.
Montoro pide sanciones para los malos gestores que no cumplan el déficit cero y que se endeuden. Y, aunque el control y la transparencia son positivos, también es cierto que hay ocasiones en las que hay que endeudarse. Personas, familias y empresas lo hacen. Y, los Estados, con vistas a ofrecer mejoras para sus ciudadanos, también pueden hacerlo.
Yo me preguntaba, como otros, si Montoro, al anunciar la medida, estaría pensando en Valencia o en Murcia, autonomías gobernadas durante años por el PP y con unos de los mayores desfases en materia presupuestaria. Y ello me hacía cierta gracia pero pensé que por esas tierras les haría menos. Pero estaba confundido. Porque salió Alberto Fabra, el presidente de la quebrada Comunidad Valencia, para aplaudir la medida. Eso sí, a su homólogo extremeño, José Antonio Monago, se ve que le ha gustado aún más porque incluso la ha pedido con carácter retroactivo. Y eso ya me parecen ganas de ir a fastidiar a un compañero. Porque me imagino el mal rato que pasaría Gallardón, que acaba de dejar la alcaldía del ayuntamiento más endeudado de España para ponerse al frente del Ministerio de Justicia, cuando se tuviera que ocupar de una ley que, tras firmarse, bien le podría costar la detención.
Esto tiene pinta de que, como todo chiste malo, nos hará esbozar la típica risa tonta y, con la misma, se perderá en el olvido.

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