lunes, 30 de enero de 2012

Hablar vs dar de qué hablar

No es lo mismo hablar que dar de qué hablar. Se puede hablar y dar de qué hablar, hablar y no dar qué hablar, no hablar pero dar qué hablar y, por supuesto, no hablar y no dar de qué hablar.
Mariano Rajoy es el presidente del gobierno de España y, por lo que lleva el cargo consigo, da de qué hablar pese a que él quiera hablar poco. Por ejemplo, no quiso hablar mucho antes de las elecciones generales sobre qué iba a hacer si gobernaba pero habló para decir que no subiría los impuestos y, cuando después lo hizo, ahí dio bastante de qué hablar. Ahora continua con su política del mutismo y del no hablar, ni ante los medios ni ante el Congreso porque, de momento, tampoco quiere dar de qué hablar.
Rajoy, que quiere ser discreto, ha tratado de serlo en su primera cumbre de la Unión Europea. Pero habló. Y un micrófono lo grabó. Y dio de qué hablar. Nuestro presidente hablaba del déficit heredado (mayoritariamente procedente de las autonomías, en su mayoría gobernadas por el PP, y de lo que también dijo que no se quejaría), hablaba de que “ahora viene lo más duro” y también hablaba de que su reforma laboral le “va a costar una huelga general”. Mientras hablaba, sonreía. Quizá haciendo ver que, por “duro” que sea, él llevará a cabo las políticas de austeridad de la Unión.
¿Cuándo llegará “lo más duro”? Como Rajoy sabe que dará de qué hablar, probablemente hable de ello tras las elecciones andaluzas (y ahora también asturianas) y será entonces cuando veremos si, en efecto, da mucho de qué hablar, si esas reformas iban en su programa y si es momento de que, como prevé, el pueblo hable y lo haga en la calle.

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