martes, 31 de enero de 2012

Legislando con fuego

Cuando el 28 de julio de 2010 el Parlament de Catalunya se pronunciaba a favor de prohibir las corridas de toros en su autonomía, lo hacía, en su mayor parte, gracias a un cuantioso número de los representantes de Convegència i Unió. Entonces se esgrimieron razones animalistas.
Con el inicio de enero de 2012 es cuando la ley ha entrado en vigor. Y a finales del mismo mes es cuando CiU quiere hacer una ley no sólo para no prohibir los correbous en territorio catalán, sino para potenciarlos y blindarlos. Porque son tradición.
Cuando los toros se hallan en una plaza con la rojigualda en la grada es una tortura pero si al toro se le atan bolas de fuego en las astas al amparo de una senyera, ya es una tradición. Y lo mismo hasta el toro ahí lo disfruta.
El vocablo ‘tradición’ está sufriendo un importante deterioro en los últimos tiempos fruto del excesivo uso que de él dispensan quienes desean perpetuar las prácticas abusivo-gratuitas con animales.
Se podrá estar a favor de permitir toros y correbous por afición o por no querer mojarse en el asunto o se podrá estar en contra de ambas actividades por motivos animalistas y por no entender que se pueda encontrar un atisbo de diversión en ver a un animal perseguido y torturado. Querer estar forzosamente en el medio es una evidente muestra de hipocresía. CiU sabe que se expone a ello y que legisla con fuego, el mismo de las astas de los toros en el correbous, pero también sabe que se juega multitud de votos en los pueblos del Ebro.
En este caso, el identitarismo se ha visto superado por el cinismo y el electoralismo.

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